Blogia
Asociación Española de Eneagrama

Sabiduria

¿Quién hace estos cambios?

¿Quién hace estos cambios?

 

Disparo una flecha a la derecha
Cae a la izquierda.
Cabalgo tras de un venado y me encuentro
perseguido por un cerdo.
Conspiro para conseguir lo que quiero
Y termino en la cárcel.
Cavo fosas para atrapar a otros
y me caigo en ellas.

Debo sospechar
de lo que quiero.
 
Rumi 

 

POR FAVOR, TÓCAME

 

 

 

Si soy tu bebé,

tócame.

Necesito tanto que me toques.

No te limites a lavarme, cambiarme los pañales

alimentarme,

acúname cerca de tu cuerpo, besa mi carita y acaricia

mi cuerpo.

Tu caricia relajante y suave expresa seguridad y amor.

 

Si soy tu niño,

tócame.

Aunque yo me resista y te aleje,

persiste, encuentra la manera de satisfacer mis

necesidades.

El abrazo que me das por la noches endulza mis

sueños.

Las formas en que me tocas durante el día me dicen

cómo sientes.

 

Si soy tu adolescente,

tócame.

No creas que porque sea casi adulto,

no necesito saber que aún me cuidas.

Necesito tus brazos cariñosos y tu voz llena de ternura.

Cuando el camino se vuelve duro, el niño que hay en

mí te necesita.

 

Si soy tu amigo,

tócame.

No hay nada que me comunique mejor tu cariño que

un abrazo tierno.

Una caricia curativa cuando estoy deprimido, me

asegura que me quieres,

y me informa, que no estoy solo.

Y tu contacto pudiera ser el único que logre hoy.

 

Si soy tu pareja,

tócame.

Podrías creer que basta la pasión,

pero sólo tus brazos rechazan mis temores.

Necesito tu toque de ternura que me da fe,

y me recuerda que soy amado porque soy como soy.

 

Si soy tu hijo adulto,

tócame.

Aunque tenga mi propia familia para tocar,

me siento triste a veces.

Como padre/madre yo mismo, mi visión ha cambiado y los valoro aún más.

 

Si soy tu padre/madre anciano,

tócame.

Como me acariciaban cuando yo era pequeño.

Coge mi mano, siéntate cerca de mí, dame tu fuerza,

y calienta mi cuerpo cansado con tu proximidad.

Mi piel está arrugada, pero goza cuando es acariciada,

 

 

No tengas miedo.

Sólo ... tócame.

P. K. Davis


 

La iglesia dice: el cuerpo es pecado.

La ciencia dice: el cuerpo es una máquina.

Los anuncios dicen: el cuerpo es un negocio.

El cuerpo dice: ¡soy una fiesta! .

 

Tres filtros

Tres filtros

LOS TRES FILTROS

 

En cierta ocasión, un hombre sofocado se acercó a Sócrates y le susurró al oído:

- Escucha, como tu amigo que soy, tengo algo muy grave que decirte, en particular...

- ¡Espera!... atajó el sabio prudente.

- ¿Ya pasaste lo que me tienes que decir por los tres filtros?

- ¿Tres filtros?, preguntó el visitante, sorprendido.

- Sí, mi querido amigo, tres filtros. Observemos si tu confidencia pasó por ellos. El primero es el filtro de la verdad. ¿Guardas absoluta certeza en cuanto a lo que pretendes comunicar?

- Bien -ponderó el interlocutor-, asegurar, no puedo... Pero, lo oí decir y... entonces.

- Exacto. Seguramente pasaste el asunto por el segundo filtro: El de la bondad. Aunque no sea real lo que se juzga saber ¿será por lo menos bueno lo que me quieres contar?

Vacilando, el hombre replicó:

- Eso no... Muy por el contrario...

- ¡Ah! -adujo el visitante agitado-, entonces recurramos al tercer filtro, el de la utilidad y notemos el provecho de lo que tanto te aflige.

- ¿Útil? -contestó el visitante agitado. -Útil no es...

- Bien -remató el filósofo con una sonrisa-, si lo que tienes que confiar no es verdadero, ni bueno, ni útil, olvidemos el problema y no te preocupes con él, ya que nada valen casos no edificantes para nosotros...

Ahí está mi amigo, la lección de Sócrates en cuestiones de maledicencia.